Era el lugar preferido de los romanas para su esparcimiento y reuniones.
Los hombres acudían al atardecer y las mujeres por las mañanas.
Las termas contaban con varias estancias: baños de agua caliente, de agua fría, de vapor, salas para unciones de aceite y habitaciones privadas para que los esclavos dieran masajes a sus amos.
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